sábado, 28 de abril de 2012

Autoayuda callejera



A los chicos del Clubeditorial RioParana

Fue la mañana cuando la lluvia
hasta los pies sobre los adoquines
ni la parada nos cubría
no
y el cole

allá adelante
dejó a un tipo y ni pelotas
a las señas y a los gritos
con el bolsito revoleado
y nos seguimos mojando
¿porque el día así lo quiere

seguiremos en la esquina
aunque no
el viejito desdentado
medio onírico o real
el frío nubla todo
el frío cruel de un abril partiendo
el Frío
que comprime hasta el delirio

tal vez él
lo hacía tambalearse
con su camperita sesentosa
esos lentes de botella
tal vez

el Frío
lo hacía tartamudear
y lanzar
así como si nada
en hirientes espléndidas profundas
sabidurías
esas que los años
sus ochenta y cuatro declarados
esas

que a medida que pasa el tiempo
-bajo muchas lluvias y fríos como estos
uno tiene que aprender a saborear menos deseos
eso
porque así empezamos (o terminamos de
decían
en plena decadencia
a valorar lo poco

lo poco que juntamos
incluso hasta cuando tenemos un cáncer

tan terminal
¿viste
hasta ahí
la buena onda
eso

la buena
la onda buena
puede sobrevivir o sobrevivirnos
y allí iremos donde mi nietito recién nacido
y entonces
nuestros oídos estupefactos
y la Bestia descontrolada
que buscaba sus cuadernos
y esto que ahora
tal vez

ahora
sea
en todo lo demás
la genealogía de nuestros cánceres
o la cura a 
la tía dejándose morir en la ortopédica
abuelito con su epiplón invasivo
y la má y el pá y el otro tío
y vos
tal vez vos
o él
o los suyos
como resignificados
por la palabra mojada
en la lluvia y en la vejez de una voz que se desgasta.

(Acabamos de subir al 153 (por el) que nunca perderemos). 

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