Abuelito nunca quiso ir al médico porque según él, nunca le curaba nada. Al contrario, decía, con insistencia, que el médico no podía hacer nada nunca, que se curaba solo. El día que tuvo que ir al médico, este ya no pudo hacer nada. Las úlceras le recorren el tracto digestivo, el carcinoma está en un estado avanzado. No hay nada que hacer. Entonces, si abuelito pudo confirmar la primera parte del pronóstico, tal vez la segunda, nunca la confirme. En fin, cosas que anoto ahora, para tratar de hacer más visible eso que acaba de suceder. Un avatar más de nuestros cánceres. Uno más. Nunca el definitivo y siempre reconfirmando el pronóstico de abuelito. Nunca hay algo por hacer. Cuando el cáncer es, es y punto. Ahora todo se reduce a un buen tratamiento para el dolor. ¿Y del nuestro, quién se ocupará? Nadie. Para eso, el médico no tiene nada que hacer. Tampoco.
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