A Irina y Mariana
Siempre estuvo en los patios
porque de noche sus presencias andaban lo oscuro
un hombre de fuego abanicando sus brazos mutantes
así
cuando despertaste aquella mañana a los cuatro años
y nunca miraste ni mirás las ventanas
a pesar de las lunas
todos los vidrios pueden dar cuenta de que eso está esperándote
y no tiene nombre
y no se muestra
pero ahora está acá
quiero cegarme
y no puedo
a pesar de hincarme los ojos como Edipo
eso se pliega alrededor como una sombra envolvente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario