Élida se sentó a cenar frente a mí. Nos trajeron un verdadero asco gourmet: posta de pescado con puré de manzanas y pasas de uva. Comida de distinguidos. Élida cuenta que cursó bellas artes en Humanidades, que conoció a Nicolás Rosa y que nunca rindió Crítica II porque en su lugar quedó una loca que la hizo parir. Por eso, dejó letras y terminó bellas artes. No digo nada porque no me deja decir algo. Entonces, sucede. cristina se pone de pie y se sienta en la mesa. A un costado. élida se prende fuego. Acota: -Esta vieja de mierda, me sigue a todos lados donde voy y no para de hablar; es peor que yo; me voy a tener que ir porque si no, la trompeo; hoy, en Puerto Pirámides , me levanté de la mesa y me fui a ver el mar porque esta vieja zorra también se sentó en la mesa; y yo sé que se burla todo el tiempo de mí. No te vayas, le digo. La necesitaba, necesitaba aislarme en su charlatanería para procesar lo que había visto en el cerro, aunque Fabián y la pendeja me dicen que pare de decir pavadas y de deformar las cosas. Sé lo que vi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario